miércoles, 19 de noviembre de 2008

Si ellos no escriben, escribo yo.


Me llamo Fernando. Llevo diez años en el programa de Compensatoria y en el Aula de Acogida desde que apareció esta figura organizativa.


Actualmente soy el maestro del Aula de Acogida del IES Poeta Julián Andúgar de Santomera
Me encuentro, por primera vez desde que llevo un Aula de Acogida, con un grupo bastante problemático para mí. La verdad es que no sé qué hacer. Prueba de ello es que he terminado por escribir en un blog que fue creado para los alumnos.

A principio de curso quité todas las entradas menos una, pensando que este año podría mejorar la participación, es decir la calidad y el número de entradas. Me he llevado un buen chasco.

El problema creo que radica en que es un grupo poco numeroso y sólo en las horas en que coinciden todos se pueden llevar a cabo actividades participativas, absolutamente necesarias para que adquieran la competencia comunicativa básica que no tienen.

Aun así, en el grupo hay dos alumnos con alteraciones de la conducta que dificultan la integración y, por lo tanto, el aprendizaje. Con problemas de aprendizaje de origen desconocido hay otro alumno más. Si a ello añadimos que el grupo está formado por alumnos de 1º, 2º, 3º y 4º de la ESO, con edades, maduración e intereses muy dispares, nos encontramos con que la cosa no liga por más vueltas que le des. No paran aquí las fuerzas centrífugas; entre los alumnos del Aula de Acogida abunda el tipo "autista", al que no se le puede proponer actividades, porque la respuesta es siempre la misma: NO. Es difícil obligar a alguien a hablar de su familia, a abrirse una cuenta de correo, a participar en un blog o a enviarme sus primeros textos escritos en español por Internet.

La solución podría ser la enseñanza individualizada. Pero es que ya están siguiendo las actividades virtuales del AVE. Eso sí, nada de chat, nada correo, nada de hablar.

¡Paciencia y barajar!

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